
¿Por qué nos gusta tanto la fiesta? ¿Por qué buscamos cualquier excusa para celebrar una fiesta? ¿Por qué siempre estamos deseando o esperando que llegue esa fiesta? La fiesta nos cambia a todos. La fiesta nos hace evadirnos de nuestros problemas. La fiesta nos une a todos. La fiesta nos hace un poco más felices de lo que en verdad somos.
Porque una fiesta sin alegría no sería una fiesta… Es justo el momento idóneo para vibrar, para sentir, para ilusionarte, para divertirte, para no mirar hacia atrás, pero sobre todo para celebrar. Nuestra vida es continuamente una fiesta. Si te pasa algo bueno, lo celebras. Si no es así, aunque estés abatido, siempre llega la calma y se pasa la tempestad, y es justo en ese momento, cuando miras hacia arriba y ves ese magnífico sol, dices adiós a todos tus problemas, y terminas celebrándolo.
Además… ¿qué sería de nuestra vida sin una fiesta? Nada. Debemos celebrar el estar donde estamos y con la gente adecuada. Porque sin una fiesta, no habría motivos para estar feliz, no podrías dar las gracias por los éxitos que obtienes o simplemente, no podrías ver como la gente de tu alrededor es feliz. Sin más, la vida es una fiesta, y es así como debemos contemplarla y sentirla, pero sobre todo, vivirla.
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