Olvida el pasado, vive el presente y lucha por tu futuro.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Me siento sola porque ya no estás,
me siento como una ola perdida en el mar.
Te fuiste de mi vida una vez más,
y ya no sé si podré continuar.

Ya no tengo destino, eras tú.
Ya no tengo camino, eras tú.
Por favor vuelve a mis brazos.
Por favor llenáme de besos y abrazos.

Quiero ser el ave que vuela por tu cielo,
quiero ser la luz que ilumina tu camino,
quiero ser tu guía y compañía.
Así que te lo ruego, ¡vuelve conmigo, vida mía!

martes, 22 de noviembre de 2011

El destino.

Dicen que todo lo que nos ocurre, ocurre por el destino. Pero hay gente que aún no cree en esta mágica palabra. Yo sí creo en esto.
Todas las cosas que nos pasan, ocurren porque está marcado en nuestro destino. Claro que siempre hay que esforzarse y luchar por lo que sueñas. Pero si luchas por conseguir tus metas con ilusión, llegarás a tu destino, el cual siempre ha estado marcado.


El azar y la suerte, no siempre existe. Esto no siempre hace que lleguemos a determinados sitios, sino que es el mismo destino el que nos lleva a ciertos lugares.
Las cosas que nos ocurren, pasan por algo. Si pasa algo malo, no hay por qué preocuparse; hay que pensar que si ha ocurrido debe ser por algo, que más tarde se comprobará que ha sido bueno. Estaba en nuestro destino.
Sin embargo, hay un agente que contribuye a este destino. Nosotros. Nosotros somos lo que principalmente escribimos nuestro destino, con nuestros pensamientos, lucha, sueños e ilusión que tenemos en nuestra mente en el día a día.
Por tanto, si nos quedamos quietos, mirando pasar la vida como si nada, nunca llegaremos a nuestro destino predeterminado, por eso, siempre hay que luchar por lo que uno quiere para llegar a ese lugar donde seremos felices, el destino de nuestra vida.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Los recuerdos.


Los recuerdos son una de las cosas más apreciables que podemos tener en nuestra vida. Son los únicos que harán que no olvidemos el camino por el cual hemos dejado huellas.

Sin los recuerdos, no podrías rememorar la primera vez que tu padre te enseño a montar en bici, la primera vez que te caíste, la primera vez que te peleaste con tus amigos por una simple pelota, tu primer suspenso, tu primer beso, tu primer trabajo, tu boda o el nacimiento de tu hijo. Simplemente son los que te hacen reír o llorar por acordarte de aquellos momentos.


Nuestra vida está plagada de los recuerdos, de nuestros recuerdos. Sin ellos no seríamos los mismos, y sin ellos no podríamos seguir el camino de nuestra vida.

Cenicienta.


Cenicienta era una muchacha muy joven que siempre se sentía sola. Nunca había contado con el apoyo de su madrasta y de sus hermanastras. Éstas siempre la maltrataban y la obligaban a limpiar toda la casa. De ahí viene su nombre, de la gran cantidad de cenizas del suelo que ella limpiaba y que se le quedaba en su vestido. Cenicienta siempre estaba triste, porque "su familia" siempre la decía que era muy fea y que no llegaría a nada.

Una noche, su madrastra y sus hermanastras se fueron al baile que había en el Palacio y la dejaron a Cenicienta, triste y sola. Pero algo mágico pasó. De repente, se le apareció a Cenicienta una Hada Madrina, la cual le puso a su disposición un precioso vestido y una gran calabaza que la llevaría al baile. La transformó en una chica bellísima y la dijo que fuera al baile, y que allí encontraría a su príncipe azul. Pero, a cambio de esto, le puso una condición: el volver a las doce.

Cenicienta fue feliz a la fiesta. Cuando llegó, todo el mundo, y en especial el príncipe del Palacio, se quedaron asombrados de su belleza.

Esta es una de las historias que a todo el mundo le gustaría vivir. Todas las chicas soñamos con que alguna vez se nos aparezca esa Hada Madrina, y nos haga ver las cosas buenas de la vida, nos ayudé a conseguir lo que queramos, y nos facilité el encontrar al príncipe azul, al chico de nuestros sueños.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Felicidad.

- ¿Qué es para ti felicidad?
- Para mí felicidad es el saber apreciar las pequeñas cosas, el recordar los buenos momentos vividos, olvidar el pasado, vivir el presente y luchar por tu futuro.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Él.

Él, él, él... ¡Ay! Cuantas veces habremos dicho esa palabra tan corta... pero que nos hace sentir tanto...

Él. Quién nos hizo soñar por primera vez con nuestro príncipe azul.
Él. Quién nos hizo dar nuestro primer beso.
Él. Quién nos hizo sentirnos mujer por primera vez.
Él. Quién nos apoya en los malos momentos.
Él. Quién nos ofrece su hombro para llorar.
Él. Quién nos da su confianza para contarle nuestros problemas.
Él. Quién nos enseña cómo es la vida y nos guía por el camino del amor.
Él. Quién nos hizo llorar y sufrir por primera vez por amor.

A pesar de los malos momentos, esta claro que sin ÉL no podríamos vivir. ÉL es el timón que hace girar la rueda de nuestra vida, sin ÉL nuestro camino no tendría sentido. Y sin ÉL no tendríamos a nadie que nos dijera: TE AMO





miércoles, 9 de noviembre de 2011

Soledad.


Sentada en un rincón próximo a una de las columnas del lugar frío y gris de aquella ciudad. Eran las 7:30 de la mañana. Cientos de personas estaban en esa calle tan larga. Unos felices, otros cansados, pero la mayoría estaban ilusionados. Algunos solos, el resto acompañados. Ella, sola y desconcertada. Miraba a su alrededor: veía como algunos niños dormían tranquilos en los brazos de sus padres, una pareja dándose muestras de amor y protegiéndose del frío y hombres y mujeres con maletas y maletines. Ella, nada. Sólo llevaba lo puesto, salvo una carpeta.


Se dispuso a subir al tren. Se sentó, y tras esto, lanzó una mirada hacia la ventanilla y suspiró lentamente. No sabía dónde iba, no sabía que la depararía el destino, pero lo tenía que hacer. Nada más arrancar el tren, vió como todo el mundo hacía algo: unos hablaban, otros escuchaban música, otros dormían y otros leían. Ella, triste y abatida, cogió su carpeta y la abrió. De ella sacó una agenda y varias fotos. Fotos, fotos y más fotos. Unas de cuando era pequeña, otras de cuando era adolescente, y otras, más actuales, con la que era su familia.



Tras ver estas últimas, se le escaparon unas lagrimillas de sus ojos cristalinos, y a la vez, transparentes ojos verdes. Empezó a recordar todos los momentos vividos en su ciudad, en su barrio, en su casa. Los buenos y los malos momentos, pero que siempre iba a recordar fuera donde fuera. Cerró los ojos y se imaginó como sería su vida sin esto, sin una madre que la diera un beso al despertarse o sin aquel jardín lleno de amapolas y columpios que rodeaban su casa.


Sólo pasó una hora, para ella, una eternidad. Llegó su destino, la última parada del recorrido del tren. Tenía que bajar, pero no estaba segura, aún así, lo hizo. Estaba sola, sin comida, sin ropa, sin dinero. No tenía nada. Tenía que comenzar una nueva vida, pero ésta sería una vida vacía, sin cariño, ni apoyo, ni consuelo...


Lo había perdido todo, se lo había arrebatado todo. Ahora mismo su vida no tenía sentido. Nada más bajar del tren, salió de la estación y fue deambulando por las grandes y a la vez solitarias calles de la nueva ciudad.



Cielo azul, sol ardiente, un rascacielos enorme. Al lado, un puente. Sí, se dirigió a aquel puente a contemplar las maravillosas vistas de aquel paraíso. Alzó una vez más su vista al cielo y volvió a suspirar. No estaba segura, pero lo iba a hacer. Dejó caer su cuerpo sobre aquel puente de unos cincuenta metros de altura. Se suicidó. ¿Para qué o por qué?: vio que su vida no tenía sentido, no tenía a nadie a su lado, y eso, es una de la peores enfermedades de esta vida: la soledad.