
Cenicienta era una muchacha muy joven que siempre se sentía sola. Nunca había contado con el apoyo de su madrasta y de sus hermanastras. Éstas siempre la maltrataban y la obligaban a limpiar toda la casa. De ahí viene su nombre, de la gran cantidad de cenizas del suelo que ella limpiaba y que se le quedaba en su vestido. Cenicienta siempre estaba triste, porque "su familia" siempre la decía que era muy fea y que no llegaría a nada.
Una noche, su madrastra y sus hermanastras se fueron al baile que había en el Palacio y la dejaron a Cenicienta, triste y sola. Pero algo mágico pasó. De repente, se le apareció a Cenicienta una Hada Madrina, la cual le puso a su disposición un precioso vestido y una gran calabaza que la llevaría al baile. La transformó en una chica bellísima y la dijo que fuera al baile, y que allí encontraría a su príncipe azul. Pero, a cambio de esto, le puso una condición: el volver a las doce.
Cenicienta fue feliz a la fiesta. Cuando llegó, todo el mundo, y en especial el príncipe del Palacio, se quedaron asombrados de su belleza.
Esta es una de las historias que a todo el mundo le gustaría vivir. Todas las chicas soñamos con que alguna vez se nos aparezca esa Hada Madrina, y nos haga ver las cosas buenas de la vida, nos ayudé a conseguir lo que queramos, y nos facilité el encontrar al príncipe azul, al chico de nuestros sueños.
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